27 agosto 2013

Ofrendas a los Espiritus Hambrientos

El séptimo mes lunar es el Mes de los Espiritus -y los creyentes aplacan a los espíritus errantes con ofrendas de comida, bebida, frutas y cigarrillos; y con representaciones en papel de objetos que los espíritus pueden desear, como televisores, automóviles, dinero en efectivo y hasta iPads.

Ofrendas para los espiritus; frutas, dulces y te de jazmin
En 2013, el Festival termina el 4 de Septiembre.

En esta oportunidad pudimos fotografiar un gran barco de papel, muy vistoso y decorado alegremente con una representación de la diosa Mazu; la diosa del mar en las religiones tradicionales Chinas.

Barco de la diosa Mazu
Llama la atencion el nivel de detalle de la decoración y el tamaño de la ofrenda. En la parte derecha de la foto hay una persona, lo que da idea de la escala. Aunque sigue siendo una tradicion popular, el número de artesanos es cada vez menor y uno debe ir a la periferia de la ciudad para poder encontrar los talleres.

En el ú timo dia del festival, cuando los espíritus deben regresar al Inframundo, el barco será lanzado al agua de la bahia de Singapur con linternas a bordo, para señalar el camino de regreso.

Supersticiones del Septimo Mes


Debido a que las compuertas entre la Tierra y el Inframundo están abiertas durante este mes, todo tipo de espíritus vagabundos y sinverguenzas están entre nosotros.

Los más supersticiosos tienen normas especiales para el Mes de los Espiritus:

  • No tocar ni mover las ofrendas de incienso, frutas y comida para los espíritus
  • No hablar mal, ni hacer chistes ni referencias groseras sobre los espíritus ni antepasados
  • El mes no es auspicioso para una boda, un funeral, visitar a un enfermo, mudarse de vivienda o iniciar un nuevo proyecto
  • No dejar las puertas y ventanas abiertas durante la noche, para evitar la entrada de espíritus
  • No usar ropa de color negro o rojo
  • Colgar ropa para secar por la noche es de mala fortuna
  • Comprar o mover un acuario es de mala suerte
  • En lo posible, se debe evitar el agua durante el séptimo mes, ya que los espíritus de quienes se han ahogado residen en el agua
  • No hacer daño a ningún insecto que entre al hogar, ya que puede ser un espíritu de un ancestro de visita. Lo aconsejable es recoger el insecto cuidadosamente y soltarlo fuera de la casa.

16 agosto 2013

Feo en Singapur: Kiasu

Una de las primeras palabras en Singlish que los extranjeros aprenden: kiasu (del Hokkien "miedo a perder") es una característica de vivir en la Ciudad-León. Hay que mentalizarse para el acoso diario de multitudes de locales que siempre quieren ser "el primero".

El kiasu se encuentra a todos los niveles de la sociedad en Singapur, pero sobre todo al manejar o utilizar transporte público: la masa de gente que pretende "no ver a uno" y le camina por encima al entrar en el vagón del metro. El conductor que -al ver nuestra señal de cruce- acelera su vehículo para impedirnos el paso. O el hombre de mediana edad que se "hace el dormido" para no entregar su asiento a una señora de avanzada edad.

Los ejemplos son inagotables y el expatriado de constitución sensible puede pensar que los locales la tienen agarrada en contra - cuando la realidad es que entra los mismos locales el kiasu es igualmente nocivo y maleducado.

Paradójicamente, el Gobierno de Singapur tiene su parte en la epidemia de kiasu ya que en los años '70, cuando la ciudad era mucho menos afluente, había una campaña constante para incrementar la productividad y hacer que cada quién fuese responsable por su futuro mediante la competencia y el estudio.

De igual forma, las convenciones urbanas de las sociedades Meditarráneas, como abrir la puerta a una señora en estado, no son recompensadas siquiera con una mirada - al contrario, es conocido entre los expatriados que la sociedad China local mira con desdén la urbanidad del Manual de Carreño y en muchos casos, la equiparan con debilidad de carácter. Y no quieren ser vistos como débiles.

Sin embargo, este fenómeno parece centrado en un segmento de mediana edad (entre 30 y 60 años), de clase media a media-baja, y con poca o ninguna experiencia viviendo fuera de Singapur.

Afortunadamente es una minoría muy vocal la que aún lleva su vida como una constante competencia, pero es bueno saber que por cada practicante del kiasu hay por a menos diez personas dispuestas a hacer algo bueno por uno.