Es un secreto a voces que la construcción de grandes obras de infraestructura en Singapur es un excelente negocio para la
nomenklatura local. Con costos de nómina modestos -sostenidos por el uso de mano de obra itinerante de países pobres, contratada por 20 dólares al día, y con una de las burbujas de bienes raíces mas pronunciadas y costosas de todo el mundo- la construcción es el verdadero deporte nacional de Singapur, y contribuye anualmente
casi con un 5% al Producto Interno Bruto, y produce jugosísimas ganancias para todas las partes involucradas; menos para los obreros.
En otro artículo he hablado del ruido y la molestia de las construcciones en la vida cotidiana - en esta oportunidad voy a mencionar otra peculiaridad Singapureana -
la construcción simultánea. Calles, edificios, plazas, aceras, estaciones de metro. Todo construído al mismo tiempo, en paralelo.
Ejemplo actual es la zona de Marina Bay. Reclamada al mar hace pocos años, y despues de un período de consolidación del sedimento sólido; ahora se ha convertido en un gigantesco terreno baldío lleno de grúas y máquinas. Todo un mar de obras, hasta el punto en que los accesos peatonales han sido cerrados y el público tiene que dar la vuelta a la urbanización,
ya que todo está en construcción al mismo tiempo.
No hay escapatoria. El gobierno ya dio la luz verde, y las constructoras ahora hacen su trabajo.
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Marina Bay, Singapore - actualmente un mar de grúas. |