
Tiene el tamaño de un coco de playa, pero esta recubierto de espinas de aspecto amenazador y hay que abrirlo con un machete.
El olor del durián es indescriptible y para muchas personas, insoportable. Un aroma dulzon y odorífero que recuerda a una mezcla de baño mal lavado, fresas, moras, calcetines sucios, guanábana y materia fecal.
El olor del durián es tan abominable que está prohibido llevarlo a bordo del metro y de los autobuses en Singapur –también está prohibido llevarlo a bordo de aviones comerciales.
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En el MRT de Singapur: Prohibido llevar durianes |
Para poder llegar a apreciarlo hay que –literalmente– dejar de respirar mientras muerdes el primer bocado.
Y de repente, el resultado es mágico: los receptores olfativos "se apagan" y el durián se convierte en un bocado con una textura cremosa insuperable; con un sabor delicado que recuerda a las almendras, al flan y tambien a las frambuesas y las moras. Delicioso. En serio.
Jenn se comió un par de pedacitos de durián pero ella no quedó tan convencida. Yo si me convertí en fanático del durián, y lo recomiendo ampliamente a todos quienes vengan a Singapur.
Como muchas frutas hay diferentes variedades –la mejor calidad es conocida como "Mountain Cat durian" y es costosa: como unos 25 dólares por fruta de un kilo.
El durián se come solo y solamente se toma agua para refrescar el paladar, porque hay una superstición en Singapur de que "quien toma cerveza al comer durián, encontrará la muerte".