Al igual que en la Venezuela Saudita de los años setenta, muchas familias mantienen personal doméstico, pero la principal diferencia es que en Singapur el personal doméstico es parte del status-quo de trabajadores extranjeros, la industria está supervisada por el gobierno, y el mismo gobierno es el principal beneficiario de que existan empleadas domésticas en Singapur.
Estas mujeres -ya que el servicio doméstico por hombres es inusual en Singapore- provienen de algún país cercano y de pocos recursos. La mayoría de Indonesia, Malasia, Filipinas o Sri Lanka, aunque también hay unas pocas de otras nacionalidades.
Anuncio típico de empleadas en Singapur: todas felices |
Una vez entrenadas, los datos personales de las candidatas son publicados en una base de datos de personal doméstico,
Irónicamente, el Gobierno de Singapur se beneficia enormemente de la presencia de servicio doméstico, ya que por cada empleado doméstico hay que pagar un impuesto mensual -actualmente de 300 dólares. Si el sueldo promedio de una empleada es de $600 al mes, este impuesto representa una tasa impositiva del 33% - muchisimo mas alta que la tasa de impuestos de 15% que paga un profesional expatriado.
Si multiplicamos el impuesto por el número de empleadas -digamos, medio millón- el resultado es que las domésticas le reportan al fisco la suma de 150 millones de dólares; mientras que el riesgo del estado es prácticamente nulo, ya que todos los gastos asociados a tener una empleada -como seguro medico y pago de vacaciones- corren por cuenta de la agencia de empleos o del empleador.
Tremendo negocio.