Eterna vigilancia: el precio del desarrollo de Singapur |
De nada vale tener leyes contra comer chicle en sitios públicos, si no hay agentes vestidos de civil que hagan cumplir la ley -y que impongan una multa immediata de $100 a quien rompa la ley. Según algunos expatriados, los agentes del Gobierno vestidos de civil son quienes en realidad mantienen el orden y reprimen la disidencia.
No hay privacidad en los espacios urbanos de Singapur - a veces, como en la fotografía, el exceso de vigilancia parece casi Orwelliano.